No es una película de terror, son las consecuencias de la guerra.
Desde hace ya varios años que la Franja de Gaza fue víctima de la ofensiva del régimen israelí (en el 2014 para ser exactos) y desde entonces no se han podido recuperar, a la cantidad de más de 2 mil muertos, se suman las víctimas silenciosas, aquéllas que no pueden pedir ayuda ni gritar para hacernos sentir que sufren: los animales.
Es increíble lo que la guerra hace a las naciones y más increíble aún cuando los estragos que deja a su paso sólo se acumulan porque llegan a un punto en que nadie puede limpiarlos porque el paisaje es deprimente y desolado; justo ese es el caso del zoológico de Jan Yunis, al sur de la Franja de Gaza en donde casi nada ha podido salvarse desde entonces.
A pesar de los intentos sobrehumanos del dueño, Mohammed Awaida, para mantener su negocio (que ya no es negocio) a flote, en realidad, ya todo es un caso perdido y es que en una zona de conflicto no hay quienes den mantenimiento a un lugar como este, los cuidadores pueden ir una vez al mes y no hay veterinarios disponibles cuando los animales enferman, lo más cercano es un especialista al que se tiene que llamar a Egipto y que regresa las indicaciones por teléfono.
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Por eso es que más de la mitad de las especies que vivían en el zoo ha muerto de hambre, sed y enfermedades y la forma en que los administradores decidieron solucionar el problema es bastante terrorífica, los han momificado a todos, desde leones, hasta cocodrilos, monos y tigres, dando un aspecto bastante aterrador al lugar. Sólo hay 15 ejemplares vivos que duermen y caminan entre los cadáveres de sus ex compañeros que a veces usan para mitigar el hambre y terminan sin ojos, orejas o extremidades.
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Animales momificados
En realidad, el proceso de momificación de los animales que mueren en este sitio no es el adecuado, ya que el acto se lleva a cabo por taxidermistas aficionados (visitantes o administrativos) que aprendieron sus «habilidades» en Internet o a través de recomendaciones y que una vez terminado el proceso, vuelven a poner a los animales en exhibición para que el zoológico no pierda la imagen que lo hizo famoso alguna vez (aunque dudo mucho que animales «medio conservados» puedan sustituir a todo un hábitat de vida).
Muchos han criticado este método cuyo morbo sigue atrayendo unos pocos visitantes y lo tachan de cruel. En Gaza no hay autoridades ni leyes establecidas que velen por la salud y el bienestar de los animales.
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Segunda oportunidad
Por fortuna, luego de mucho tiempo intentar, rescatistas de la asosiación «Four Paws» pudieron entrar hasta el escenario zombie de Jan Yunis y darle una nueva oportunidad de vida a los 15 animales sobrevivientes ( de 92 que eran originalmente) gracias a un acuerdo con el dueño.
Ahora, «Four Paws» se encarga de impartir pequeños cursos a la gente encargada del zoo para que no vuelvan a cometer el mismo error mientras que el grupo de animales salvajes que sobrevivieron es tratado para una pronta recuperación y que puedan ir a diferentes centros de rehabilitación en Sudáfrica, Israel y Jordania, en donde más tarde, cuando estén listos, serán liberados para que vivan en su hábitat natural.
Fotos: Daily Mail y El Mundo.