Sí, la tarde se nubló para muchos luego de que una fatal noticia estremeciera al mundo de la música, la cantante, música, productora y pintora, Betsy Pecanins murió de un paro cardíaco.
Desde hace años que la salud no le andaba del todo bien, Betsy sufría Disfonía espasmódica, enfermedad que poco a poco la dejaba sin voz, la cantante tenía que inyectarse botox en las cuerdas vocales para ofrecer sus recitales, tal como le hizo antes de morir.
Su rostro lucía viejo, no como el de los cantantes de ahora, sin embargo, era fiel testigo de su importancia en el mundo del arte, Betsy era estadounidense, nació en Arizona pero desde muy joven se estableció en México y lo transformó en su hogar, desde entonces convirtió a varias generaciones en testigos de cada una de sus creaciones. Seguramente, la mitad de los millennials (si no es que más) nunca escuchó o supo de su nombre, sin embargo, sí la han sentido y escuchado sin darse cuenta, en películas como Asesino en serio o Cilantro y perejil pudieron oírla por primera vez.
El legado de Pecanins es basto, desde la filarmónica de la ciudad de México hasta Eugenia león y Papa John Creach, colaboró con quien pudo y con quien quiso. Las fusiones que lograba esta mujer eran prácticamente únicas, ¿quién logra meter un ranchero en un blues? Sólo Betsy y aunque pareciera imposible para ella no era tan disparatado ya que aseguraba que la música vernácula era como un blues hecho en México y es que el fondo era casi el mismo, ambos eran considerados por ella como géneros que dolían y que al mismo tiempo podían hacerte burlarte de ti mismo.
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La genialidad de los sonidos de Betsy le hicieron ganar millones de seguidores al rededor del mundo y no son seguidores comunes y corrientes, no son de esos que se juntan en masa afuera de un centro comercial o guardan la servilleta con la que limpió sus labios, son de los que compran uno de sus 14 álbumes y se sienta en la sala de su casa a sentir el arte que creó, de esos que pasaran su voz de generación en generación y ahora que ya no está la atesorarán en el lugar más preciado de casa.
Sin duda, una pérdida que ya se resiente en el mundo de la música.