Existen muchas personas fanáticas de los vampiros e incluso, existen personas tan aficionadas a este tema que no solo les basta con disfrazarse sino que también optan por beber sangre de animales para parecerse lo más posible a su personaje favorito.

Muchas veces hemos escuchado de descubrimientos o hallazgos en torno al tema de los vampiros y esta no es la excepción. En el 2006 un grupo de investigadores italianos, encabezados por el antropólogo Matteo Borrini, de la Universidad de Florencia, comenzó una excavación en  una fosa común de la isla veneciana de Lazzaretto Nuovo para encontrar  restos  humanos de  65 mil personas que fallecieron  en el año de  1576 a consecuencia de una epidemia de peste bubónica.

Y fue justo en esa fosa en donde hace poco encontraron el esqueleto de una mujer  de entre 60 y 71 años, nada raro a decir de muchos, todos los años mueren mujeres de esa edad, pero esta tiene algo especial, su mandíbula se encontraba bloqueada por un enorme ladrillo, hecho que hizo suponer a Borrini, que se trataba del cadáver de una persona que en aquella época era tachada de «vampiro».

“Este cadáver fue profanado ante el temor de que la difunta regresara de la muerte y el ladrillo fue puesto en su boca para impedir que pudiera morder. Por lo demás, por esa época estaba muy extendida la creencia de que los vampiros eran los responsables de la propagación de muchas enfermedades, entre ellas la peste bubónica”.

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Los vampiros en la historia

Y aunque aún no nos queda muy claro cuáles fueron las razones para que esta pobre mujer fuera considerada como un «vampiro» en aquéllos años, ahora sabemos que en diversas zonas de Europa y  desde principios del siglo XIV existió la peste bubónica.

La teoría que maneja Borrini, menciona que las personas de aquél entonces atribuían esa enfermedad a los vampiros y que cuando estos morían o los mataban, había que ponerles un ladrillo en la mandíbula para evitar que «resucitaran» y se comieran las cobijas que cubrían su cuerpo y así después ir a «chupar» la sangre de los demás muertos y recuperar las fuerzas suficientes para salir de la tumba.

“La forma de prevenir que estos cadáveres vivientes se levantaran era muy simple: había que impedir su alimentación. Por eso no se les clavaba una estaca en el corazón, no se les rociaba con agua bendita ni se cubrían con ristras de ajos. Sólo se les metía algo no comestible en la boca, generalmente una piedra o un ladrillo». explicó Borrini.

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Imagen ilustrativa

Al finalizar la investigación el equipo de Borrini llevó sus conclusiones a  un congreso de Ciencias Forenses de Boston, asegurando que se trataba de “la primera prueba arqueológica de un exorcismo contra los vampiros”, sin embargo, varios de  sus colegas de ese país no dudaron en cuestionar la afirmación, asegurando que si bien se trató de un hallazgo importante, afirmar que se trata del descubrimiento del primer vampiro suena un poco ridículo y pretencioso.

En Polonia también se han encontrado restos parecidos, además, en cierto modo, todos los contaminados por la peste eran considerados vampiros en potencia porque a pesar de estar muertos podían seguir propagando la enfermedad durante algún tiempo.