Esta es una de esas historias que te dejan con cara de ¿WHAT? Y es que estamos frente a un caso inédito ante la ley ya que un tribunal en Italia ha dictaminado que el uso excesivo de un teléfono celular provocó que un ejecutivo de ventas desarrollara un tumor cerebral benigno.
La decisión estuvo a cargo del tribunal de Ivrea, una ciudad situada entre Milán y Turín, y causó furor porque es la primera vez en el mundo que un tribunal de primera instancia relaciona ambos elementos. El hombre en cuestión es Roberto Romeo, un trabajador de Telecom Italia de 57 años que por razones de oficio tenía que usar todo el tiempo el teléfono celular, unas 3 o 4 horas sin parar y ahora, con el fallo, la corte sentenció a sus empleadores a otorgar al trabajador una pensión de invalidez profesional.
Foto: Roberto Romeo/ La República
El juez Luca Fadda atendió el caso ordenado por un peritaje técnico realizado por este tribunal, en el cual según el uso del teléfono habría causado al trabajador «un neurinoma del sistema acústico, un tumor benigno que provoca invalidez». Los abogados que defendieron el caso lejos de sentirse mal por perder, dicen que entienden que es un resultado bueno ya que es la primera vez que la justicia reconoce la total posibilidad de las consecuencias oncológicas de las ondas electromagnéticas de los móviles
De acuerdo a los doctores, Roberto Romeo perdió el 23% de sus funciones corporales, lo que le bastó a la justicia para determinar que el Instituto Nacional del Seguro de Accidentes de Trabajo debería pagarle 500 euros mensuales.
«Durante 15 años estaba llamando todo el tiempo, desde casa o en el coche. Un día empecé a tener la sensación de que mi oído derecho estaba bloqueado todo el tiempo y me diagnosticaron el tumor poco después del 2010, afortunadamente fue benigno pero ya no puedo escuchar nada porque tuvieron que quitarme el nervio acústico», dice Roberto.
Foto: Startlr Tech
Esta sentencia también tiene la intención de sensibilizar a las personas para que hagan un uso moderado de los teléfonos celulares. A pesar de que algunos digan que el caso de Roberto es uno entre mil, nadie deja de estar exento.
