La guerra en Siria pareciera ser interminable, cientos de casas han sido destruidas, bombas caen todos los días y familias enteras han tenido que huir mientras la intolerancia y el odio siguen en las calles.

«Los aviones son más como pájaros y las bombas caen como la lluvia», decía Anas Al Basha, el payaso de la guerra, al describir los intensos ataques que sufre Alepo por parte de las fuerzas del gobierno del presidente sirio Bashar al Asad. Anas al Basha era un trabajador social que actuaba como payaso para intentar llevar alegría a la vida de los niños atrapados en esa ciudad hasta que falleció trágicamente durante un bombardeo a Alepo.

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Su hermano Muhmud, explicó que Anas había rechazado la posibilidad de abandonar la asesinada Alepo por continuar su labor como voluntario ayudando a los los civiles y seguir dando regalos a los niños en las calles para traerles esperanza, lo único que él quería era llevar felicidad, también asegura que «el payaso de la guerra» vivió para que los pequeños se rieran y fueran felices en uno de los lugares más oscuros y peligrosos del mundo. La muerte del joven de 24 años se produjo durante un ataque aéreo registrado el martes sobre el barrio de Mashhad.

Por su parte, la ofensiva militar sobre Alepo se ha intensificado y ha causado la muerte de centenares de civiles, empujando a 25.000 personas a huir de la ciudad pero otros 250.000 residentes aún siguen atrapados sin siquiera una posibilidad de irse y de estos, unos 100.000 son niños. Sin duda, un futuro poco esperanzador para quienes luchan por cambiar el rumbo de un lugar en el que sólo parece haber ruinas.

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