Donald Trump lo ha vuelto a hacer y ahora, durante una reunión para renegociar el programa que concede residencia legal a inmigrantes de Haití, El Salvador y países africanos, en el Despacho Oval aseguró que Estados Unidos no quiere gente de «países de mierda».
Según información del Washington Post, apenas esta semana (lunes), el presidente retiró dichas protecciones a 200 mil salvadoreños y fue esa su respuesta a encontrar una alternativa para la eliminación del programa Estatus de Protección Temporal (que da permisos de trabajo y visados temporales para los afectados de la guerra o desastres naturales y cuya gran parte de beneficiados viven en EE UU y sus hijos ya son norteamericanos, algo muy similar con lo que pasa con los dreamers mexicanos). Además, aseguró que sería mejor que su país recibiera a gente de países como Noruega.
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Por supuesto que a decir de los testigos, todos los que escucharon al empresario se quedaron con la boca abierta (¿quién imagina a un presidente hablar así en público y refiriéndose a temas políticos?).
Por su parte, Raj Shah, un portavoz de la Casa Blanca no desmintió lo dicho y sólo se limitó a comentar que «mientras algunos políticos de Washington eligen pelear por otros países, el presidente siempre peleará por el pueblo americano y al igual que otros países tienen sistemas de inmigración basados en un sistema meritocrático, el presidente Trump quiere luchar por soluciones permanentes que hagan a su país más fuerte, recibiendo a quienes puedan contribuir a su sociedad».
Y lo peor no es eso, lo peor es que si decidiera cumplir con lo que ha dicho, los países afectados se verían en problemas, porque Haití, por ejemplo; no tiene la capacidad de recibir de nuevo a tal capacidad de gente, no al menos mientras le azota una ola de violencia y pobreza.
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Tristes declaraciones de un hombre que ha demostrado tener poco tacto para expresar lo que quiere, sin duda, Donald volverá a causar revuelo.