Esta misma pregunta es la que se han estado haciendo cientos de personas que participan en acaloradas discusiones en distintos foros. Todo comenzó después de que el gigante del streaming Netflix cometiera un error y clasificará la película «Babadook» en la categoría de películas LGBT, este desliz provocó que cientos de personas hicieran memes del monstruo portando pancartas acompañado de la bandera de arcoíris, además de una serie de lecturas que quieren interpretar la película como la clave de la homosexualidad, pero ¿por qué?
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La relación
Verás, ante las presiones y una sociedad que sigue excluyéndolos, el colectivo LGBT ha tenido la necesidad de ver sus ideales, sentimientos e ideología a través del arte, que al final del día es su vehículo para expresarse.
Por su parte, el cine de terror es un recurso de «madurez» para aquellos niños que quieren ser adultos ¿y en qué fundamento esto? Seguramente te pasó que entre más historias de terror escuchabas necesitabas más terror para sentirte asustado, así que digamos que te haces inmune al miedo. En un sencillo psicoanálisis de los simbolismos de las películas, podremos encontrar que muchas veces estos nos gustan porque dicen algo de nosotros y no es por casualidad.
¿Y qué relación guarda la psique de un homosexual (piensa en su papel dentro de la sociedad) con un Frankenstein siendo perseguido en la oscuridad de la noche por un público armado con horcas y antorchas sin saber que en realidad es un ser asustado, sensible e inocente?, ¿qué relación guarda un homosexual con un vampiro que yace bajo la tierra?
Bueno, cuando todos conocimos Pesadilla en Elm Street (de Wes Craven, realizada en 1984) nos sorprendimos con semejante trama, un chamuscado que vuelve de la tumba para vengarse de quienes lo han quemado vivo, aquel fantasma masacraba a los hijos de quienes acabaron con él, adentrándose en sus sueños.
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Freddy Krueger, elemento liberador
Esta película no solo causó horror entre la gente, sino que se escondió como un elemento liberador que ayudó a cientos de personas a empoderarse, ¿cómo? Piensa en lo siguiente: El monstruo era Freddy y a Freddy lo habían creado los padres que sin ninguna culpa yacían en cama roncando al lado de una botella de whisky sobre la mesa de noche ajenos a cualquier desgracia que ocurriera en su casa, incapaces de escuchar los gritos de sus hijos. Los adultos no entendían nada, no podían proteger a sus hijos porque no sabían nada.
Monstruos homosexuales
En Babadook el monstruo es un emisario de la homosexualidad, sin embargo, es difícil de ver porque es un mounstro reducido a un chiste, a una criatura simpática rodeada de colores y ternura, llevándolo solo a un extremo: infantizar el horror para hacerlo parecer una adorable mascota. Una situación que solo lleva a interpretar la homosexualidad como una perversión o una enfermedad social repleta de extravagancia.
Toda la vida las personas han señalado a los homosexuales como un monstruo, pasando por alto que tienen sentimientos, corazón y humanidad y aunque Babadook es un referente, es una simpática criatura amiga de los niños. Eso mismo pasa en la sociedad cuando algunos dicen que prefieren ser «monstruos» leales a sus propias naturalezas que conquistan lo que es suyo a ser una criatura inofensiva que ruega a la gente normal por algunos derechos a cambio de entrar en el estándar. Así que muchos piensan que tal vez sea preferible convertir a la gente normal en monstruos en lugar de hacer de los monstruos gente normal.