Cada año, millones de personas luchan contra el cáncer, algunos logran vencerlo y otros ni siquiera tienen el tiempo suficiente para comenzar a pelear. Heather Mosher, por su parte, superó los pronósticos médicos y tuvo tiempo para cumplir sus sueños.
Desgarradora pero al mismo tiempo con final feliz, así es como puede describirse la historia de Heather y su esposo David, quienes llevaban unos tres años de conocerse y otro más de estar comprometidos. La pareja se conoció en Connecticut, Estados Unidos, en donde vivían, durante unas clases de baile y desde entonces se volvieron inseparables. La relación avanzaba cada vez más, hasta que algo terrible pasó, a ella le detectaron cáncer de mama.
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El día en que Heather se enteró de la fatal noticia fue el mismo en que David le propuso matrimonio, «necesitaba hacerle saber que no iría por ese camino sola», dijo el chico. Una semana más tarde, los estudios arrojaron que la enfermedad de la joven no sólo era cáncer, sino que era el más agresivo de todos, el peor, el triple negativo.
La boda estaba planeada para el 30 de diciembre, pero mientras la fecha llegaba, la salud de ella empeoraba y empeoró tanto, que tuvo que ser internada en un hospital debido a que sus fuerzas se habían reducido e incluso había perdido su cabello, su físico ya no era el de antes.
Los doctores aconsejaron entonces a David que adelantara la boda todos los días que pudiera, Heather había rebasado el diagnóstico que decía que sólo viviría unos meses y cada vez se ponía peor. Así lo hicieron y en enlace se reprogramó para el 23 del mismo mes.
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Los novios se casaron en el hospital rodeados de su familia y amigos cercanos, todo fue lo más normal posible, el vestido, el ramo, la comida y los «recuerdos» de la boda. Heather se veía más repuesta que de costumbre, habló con sus invitados, sonrió como nunca y luego, 18 horas después, murió.
Por fortuna, también habían contratado a una fotógrafa para que inmortalizara el momento, así que la felicidad de la chica quedó plasmada en varias imágenes, por su parte, su familia dijo sentirse contenta de que pudo cumplir su último sueño e irse estando casada con el amor de su vida. David asegura que a pesar de los sentimientos encontrados de aquel día, está tranquilo de saber que su esposa pudo ser feliz el tiempo que le restó y también saberse amada y apoyada por quienes la querían. Sin duda, una historia conmovedora.