Bien dicen por ahí que «El respeto al derecho ajeno es la paz».
A pesar de que vivimos en el siglo XXl y se supone que somos seres «avanzados y pensantes», hay lugares que en lugar de dar pasos al frente parecen retroceder un siglo cada que se mueven, como Chechenia.
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En pleno 2017 y luego de estar implicado en la polémica que aseguraba que Chechenia tenía campos de concentración para personas homosexuales, Ramzan Kadyrov, presidente de este lugar, lanzó un comunicado en donde amenaza con desaparecer a toda la población LGBT de su país en menos de un mes.
Hay que recordar que hace poco tiempo la periodista del diario de oposición ruso, Novaya Gazeta fue quien sacó a la luz la noticia de los campos de concentración para la comunidad Gay ocultos en donde estas personas son golpeadas, torturados o desaparecidas. Aunque la información fue negada por el gobierno, el portavoz del presidente Alvi Karimov, no ayudó mucho a que la declaración fuera creíble.
«Si tales personas existiesen en Chechenia, la ley no tendría que preocuparse por ellas ya que sus parientes los habrían enviado a un lugar de donde nunca regresarían», dijo Alvi en aquel momento.
¿Por qué el «exterminio»?
El anuncio decía que en menos de un mes acabaría con este sector de la sociedad debido a que el 26 de mayo comienza el Ramadán, la temporada en que para los musulmanes se da el comienzo del noveno mes lunar y se debe de realizar un ayuno riguroso, además de ser estrictos en cuanto a las preferencias sexuales que «deben» tenerse. Muchos chicos con preferencias distintas han tenido que escapar de su país a causa de esto, como la periodista Elena Milashina, quien debido a diferentes amenazsa de muerte no ha tenido otra opción que dejar atrás sus orígenes, aunque aseguran que aún así no se sienten seguros porque siguen persiguiéndolos.
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Tiempo de emboscadas
Existe un testimonio de un joven que habló para el diario Británico «The Guardian» en donde narra cómo uno de sus conocidos lo citó en un lugar y cuando acudió al encuentro resultó ser una trampa, relata que al llegar había al rededor de 6 personas esperándolo, algunos de ellos uniformados y mientras le gritaban que sabían que era gay, lo metieron en un camioneta y lo llevaron a uno de esos campos de concentración.
Adam, que es el nombre ficticio del chico para proteger su identidad, añade que lo metieron en una celda en donde había aproximadamente 30 hombres que dormían en el piso y que eran golpeados por turnos.
«Diferentes personas entraban y tomaban turnos golpeándonos. Algunas veces traían a otros reclusos a quienes les decían que éramos gay y les ordenaban que nos dieran una paliza, nos llamaban animales, inhumanos, nos decían que íbamos a morir allí», le dijo Adam a The Guardian.
Pasados los días de esta tortura lo liberaron, llevándolo con su familia y al momento de la entrega les dijeron: «Su hijo es un maricón. Hagan lo que tienen que hacer con él«, volviendo todo más difícil porque la familia de Adam no sabía que era gay y el serlo es considerada una terrible traición a la religión Islámica.
Mientras Vladimir Putin ha dicho no saber nada de estas acusaciones muchos cuestionan las declaraciones recordando la lealtad que Kadyrov le tiene al presidente de la Federación Rusa y de la hostilidad que este tiene contra la comunidad LGBT tras tener una campaña permanente contra ellos desde 2013, misma que prohíbe que se expresen públicamente.
Afortunadamente ya hay personas trabajando en esta situación buscando la ayuda de Derechos Humanos en Chechenia para abolir esta forma tan espeluznante de leyes y sanciones.
¡PAZ, AMOR Y RESPETO PARA TODOS!
