Bomba de la primera guerra mundial/Especial

El destino a veces es cruel.

Alessandro Marini de 35 años de edad murió tomando la peor decisión de su vida cuando decidió estudiar las reliquias que la historia había dejado en su país. El hombre, andaba de turista en los montes de Val Camonica, al norte de Italia, cuando encontró varios artefactos «extraños» en el lugar, aquellos «cachivaches» eran restos de bombas de hace 100 años usados durante la Primera Guerra Mundial, y aunque encontrarlos por el camino era algo bastante común, no todos tenían los estudios ni la curiosidad justa para llevarlos a casa y examinarlos, como lo decidió Alessandro.

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Una vez en el hotel en donde se hospedaba, el turista guardó en la cochera los hallazgos y dejó pasar unos días hasta que se sintió listo de examinarlos con calma, cuando ese día llegó se sentó en el garage y comenzó con el trabajo hasta que una explosión se adueñó del lugar y los vecinos lo vieron salir corriendo agarrándose el pecho para detener una enorme hemorragia. Una de las bombas había explotado.

A pesar de que los testigos llamaron a la policía y los servicios de emergencia, y que estos llegaron a tiempo, nada pudieron hacer por el italiano que después de una hora murió a consecuencia de la gravedad de la herida. 

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Después del asombro, el resto de los hospedados del hotel debió pasar la noche en otro lugar mientras la policía investigaba si este era seguro y cuál de las bombas recolectadas por Marini era la que había explotado, y aunque ahora ya todo transcurre con normalidad en la localidad de Vezza d’Oglio, las indagaciones continúan.

Los carabineros italianos en el lugar del hecho
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