Sanchi, un barco iraní cargado con 136,000 toneladas de combustible condensado, chocó con otro buque causando un terrible derrame, incluso peor que el de Exxon Valdez.
El 6 de Enero de este año el buque petrolero Sanchi, iraní, que llevaba una bandera panameña, se estrelló contra el barco mercante conocido como CF Crystal que portaba una bandera de Hong Kong. El accidente sucedió a 300 kilómetros al este del delta del río Yangtsé, mismo que desemboca junto a la ciudad de Shanghai.
Rápidamente el buque ardió en llamas provocando la muerte de todos los que iban a bordo: 30 tripulantes iraníes, 32 marinos y dos de Bangladesh. El combustible ultraligero o también conocido como condensado se extendió por el mar de China Oriental hasta llegar a costas de Japón. Por otro lado, el barco se hundió a 280 kilómetros al sureste del punto donde se registró el incidente.
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El desastre de Sanchi es el primer accidente ecológico del 2018 y aunque organizaciones ambientalistas como Green Peace han señalado que se trata de un derrame de una magnitud que nunca antes se había visto, debido a que es incluso peor que el de Exxon Valdez y el de la plataforma Deepwater Horizon, no se ha hablado casi nada al respecto de este acontecimiento y esto se debe principalmente al tipo de combustible que fue vertido pues es mucho menos visible que el crudo, de hecho es incoloro e inodoro, características que lo hacen aún más peligroso que otras sustancias de su categoría pues su detección, limpieza y contención resultan muy difíciles.
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El cargamento del Sanchi era tres veces mayor que el de Exxon Valdez, el cual fue protagonista de una colisión producida en Alaska en 1989. Al mismo tiempo resulta más grave que la explosión de la plataforma Deepwater Horizon ,en el Golfo de México en 2010, incidentes que dejaron enormes manchas negras flotando en el océano. La razón por la que el desastre de Sanchi resulta más catastrófico es que el combustible condensado es altamente tóxico y a diferencia del crudo se mantiene en estado gaseoso a alta presión cuando está dentro de los contenedores y sólo se licua cuando se extrae, es mucho más explosivo que el crudo, se dispersa más rápido y su toxicidad permanece aún después de haber sido absorbido por el mar.
Algunos expertos comentan que la sustancia ya invadió zonas pesqueras del archipiélago situado tras la desembocadura del río Yangtze en el Mar de la China Oriental y se prevé que llegará a las áreas pesqueras de Japón.
La zona afectada por el desastre produjo para China el año pasado una decena de especies y cinco millones de frutos del mar, además es habitada por peces espada, caballas, corvinas amarillas y cangrejos, y es un sitio de paso de diversos mamíferos marinos.
El condensado es potentemente dañino para los humanos, pues la exposición al mismo puede ser fatal. Todavía no se determinan las consecuencias de comer pescado contaminado, pero para tomar precauciones se recomienda evitarlo.
La situación tras este terrible acontecimiento es crítica. Esperemos que los expertos en la materia puedan pronto tomar medidas sobre la misma para evitar que el combustible se siga extendiendo y cause más desgracias.