Un nuevo estudio revela que los altos niveles de cortisol que el estrés provoca pueden hacerte subir de peso, tanto como si comieras una hamburguesa doble con queso o una barra de chocolate con caramelo.
¿Has notado que a pesar de que llevas una vida muy activa y haces ejercicio regular no bajas de peso, al contrario ganas y ganas más kilos? El culpable de este desagradable efecto podría ser el famoso estrés.
¿Qué es el estrés?
Para saber la forma en que afecta a nuestro cuerpo, lo primero es definir al estrés. Se trata de una reacción fisiológica de defensa ante ciertas amenazas. Cada vez que el organismo percibe peligro, las glándulas suprarrenales liberan adrenalina y cortisol (hormonas del estrés), provocando que el ritmo cardíaco se incremente para bombear más cantidad de sangre hacia los músculos y otros órganos. Una vez que la amenaza se va el cerebro envía una señal para que el proceso de aceleración culmine y el cuerpo vuelva a la calma, pero las diferentes ocupaciones de la vida diaria provocan que el organismo se mantenga estresado por mucho tiempo y es esta acumulación la que genera problemas de salud.

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¿Por qué nos hace engordar?
Una investigación reciente publicada en «Proceedings of the National Academy of Sciences», revela que la obesidad es la principal consecuencia de este estado de tensión, eso explicaría por qué cada vez hay más personas que padecen sobrepeso u obesidad en el mundo.
Estudios realizados por un grupo de científicos de la Universidad Brigham Young, en Utah EUA, demuestran que el estrés afecta al intestino tanto como una mala dieta. La investigación realizada en ratas y publicada en la revista Nature comprueba que la microbiota (población de bacterias del intestino) de las hembras delgadas estresadas cambia hasta ser muy similar a la de los machos obesos quienes a causa de este se vuelven más ansiosos y menos activos físicamente.

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Cuando nos encontramos sometidos a altos niveles de estrés optamos por comer alimentos altos en grasas y calorías que bocadillos saludables porque así nos sentimos mejor.
Fernando Fernández-Aranda, coordinador de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital de Bellvitge, en Barcelona, expresa:
«A través de la comida conseguimos aliviar o evadir sensaciones negativas; y que generalmente optemos por un determinado tipo de productos (altamente calóricos) viene dado por aspectos sensoriales (suelen ser más sabrosos), de privación (las personas que hacen dietas evitan estos alimentos y por tanto incrementan su deseo por ingerirlos) y biológicos/nutricionales asociados a las sustancias que los componen y su efecto sobre el ánimo»
En las situaciones estresantes elegimos el dulce porque funciona como un paliativo que alivia nuestras sensaciones de desanimo o ansiedad y en su lugar nos produce placer.
También provoca insomnio
Cuando el estrés se vuelve crónico también afecta la cantidad y calidad del sueño llevándonos muchas veces a dormir menos y a no descansar lo suficiente, de acuerdo con «Advances in nutrition», nos lleva a ingerir más calorías propiciando el desarrollo de padecimientos como obesidad, hipertensión y diabetes.

¿Qué podemos hacer para combartir sus efectos?
Guillermo Fouce, otro experto de Madrid, comenta lo siguiente:
«La sobrealimentación cumple su función a corto plazo (proporcionar un subidón de energía en un momento determinado) y la hemos adquirido como una respuesta eficaz, pero a la larga genera muchos problemas». ¿Cuál es su receta antiestrés? Tomar conciencia de que es una reacción normal a la que hay que adaptarse. Después, evaluar las situaciones (si son o no estresantes), y activarnos solo ante las que de verdad lo requieran. Y, por último, aceptar una situación si no podemos cambiarla».
Cabe destacar que los expertos señalan que el estrés también está relacionado con la aparición de caries, caída de cabello y contracturas musculares.

Así que lo mejor será que a pesar de todas las situaciones problemáticas que en nuestra vida cotidiana se presentan, cuidemos nuestros hábitos alimenticios y tratemos de controlar ese estado de nerviosismo, al final es importante recordar que en la mayoría de los casos existen soluciones.