integrantes del Laboratorio de Artropodología y Salud, de la Facultad de Ciencias Biológicas (FCB), identificaron especies de insectos no reportadas en el estado de Puebla. Algunos están implicados en la transmisión de patógenos.
Al inicio de la investigación, enfocada en los mosquitos, en el estado de Puebla había 26 especies registradas. En los últimos cuatro años la cifra aumentó a 38 como resultado del trabajo.
En la Sierra Norte, en Cuetzalan, encontraron nuevos tipos de jejenes (insectos no más grandes que la cabeza de un alfiler), lo que aumentó la cifra de 11 a 16 especies registradas. En el suroeste del estado, una investigación sobre los tábanos reportó al inicio solo seis especies, y más adelante 17. Actualmente se encuentran en proceso de descripción de una especie nueva para la ciencia.
Los resultados de esta investigación proporcionan información sobre qué insectos están implicados en la transmisión de ciertos patógenos, en qué épocas del año es más factible encontrarlos y en qué ambientes se presentan. A partir de esto es posible generar estrategias de intervención y de control. También se puede capacitar a médicos en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades causadas por los insectos.
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Por otra parte, en la Mixteca poblana también han trabajado con flebotominos, conocidos como papalotillas, que son transmisores de leishmaniasis, enfermedad desatendida que afecta principalmente a zonas marginadas.
Gracias a los muestreos, no solo encontraron especies que anteriormente no estaban reportadas, sino que al consultar la literatura encontraron que desde hace 50 años no se realizaban trabajos de este tipo en Puebla y la región centro de México.
De acuerdo con la OMS, la leishmaniasis puede presentarse en cuatro formas clínicas: cutánea localizada, produce lesiones ulcerosas que dejan cicatrices de por vida y son causa de discapacidad grave; visceral, caracterizada por episodios irregulares de fiebre, pérdida de peso, hepatoesplenomegalia y anemia, y puede ser mortal si no es tratada; mucocutánea, conduce a la destrucción parcial o completa de tejido cartilaginoso de nariz, boca y garganta; y cutánea difusa, donde se presentan lesiones nodulares, dolorosas al tacto en todo el cuerpo.
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La enfermedad es curable mientras el diagnóstico y tratamiento sean en etapas primarias. Sin embargo, este padecimiento es de difícil diagnóstico porque puede confundirse con otros, como micosis.
Por ello, a raíz de estos proyectos de investigación se están generando otros trabajos enfocados en medir los conocimientos de los médicos con respecto a enfermedades transmitidas por insectos.