Una joven de 19 años de edad apuñaló a su marido mientras este intentaba violarla por segunda vez y las autoridades la sentenciaron a muerte.

Noura Hussein, una mujer originaria de Sudán, fue obligada a casarse cuando tenía tan sólo 16 años de edad y a pesar de que muchas veces escapó de su marido escondiéndose en la casa de sus padres, un día su propia familia la engañó y la llevó nuevamente con su esposo, pero eso no fue lo peor ya que en su vivienda la esperaban él y otros de sus parientes quienes la sostuvieron para que el pudiera violarla, informó Sarah ElHasan, una activista que apoya la causa de Noura en Sudán, a la cadena Al Jazeera.

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Días después de la primera violación, el hombre volvió a abusar de ella, fue entonces cuando durante el forcejeó Noura lo apuñaló por la espalda causándole una herida mortal.

Agobiada por lo sucedido, Noura intentó buscar refugio en casa de su familia, pero fueron ellos quienes la entregaron a la justicia y la corte que se rige bajo la sharia (la ley religiosa del islam), determinó su sentencia.

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De acuerdo con la ley sharia, la familia del marido podía pedir compensación económica por la muerte de su pariente, pero no aceptaron, así que ella fue condenada a muerte.

«Quedé en shock cuando el juez me sentenció a muerte por asesinato. Ahí me di cuenta de que iba a ser ejecutada y que mis sueños se quedarían sin realizar» – comentó Noura a varias personas que estuvieron presentes en el juicio y le demostraron su apoyo.

Por ahora, el equipo legal que la defiende tiene 15 días para presentar una apelación. Afortunadamente grupos de Derechos Humanos en África, Estados Unidos y Europa han organizado campañas para revertir la condena en contra de la adolescente.

En internet, el hashtag #JusticeforNoura (justicia para Noura) se ha hecho notar.

 


El matrimonio fue para Noura una desgracia, porque truncó sus sueños: continuar con sus estudios y convertirse en maestra. Ahora su futuro se ve terriblemente amenazado por un sistema de justicia lleno de fallas y que no ha podido atacar problemáticas como el matrimonio infantil forzado y la violación por parte de los esposos, más bien promueve estos actos. Sudán es un país extremadamente patriarcal, un lugar en el que las niñas pueden casarse desde los 10 años de edad y a las mujeres se les ordena lo que deben hacer.