No, en realidad no somos tan especiales como creíamos.
Este hallazgo recién hecho por un equipo internacional de astrónomos llega a comprobarnos que los seres humanos no tenemos en realidad ninguna razón objetiva para creer que somos especiales y dar por hecho que también somos habitantes del único planeta en el que puede existir vida, tal vez ya es hora de que dejemos de ser tan soberbios.
Nuevo sistema solar
Este nuevo (y digo nuevo para nosotros porque nos queda claro que hace muchísimos años que existe) sistema solar alberga un total de 7 planetas del tamaño de la Tierra y está a unos cuarenta años luz de nosotros en una estrella fría que se encuentra del tipo «enanas rojas» y por más raro que nos pueda sonar este nombre, la verdad es que en la Vía Láctea estos astros son bastante comunes y se han vuelto los preferidos de los expertos para hallar alguno que albergue vida.
Este sistema solar también orbita en torno a Trappist-1, ubicado en la constelación de Acuario y el hecho que nons hace pensar que es viable hallar vida en ellos, es que están cerca de su estrella, permitiéndoles tener agua líquida, dato que ha sido confirmado por el Observatorio Europeo Astral, por su parte, los científicos aseguran que estos planetas (llamados b, c, d, e, f, g y h según su cercanía a Trappist) tienen un aspecto parecido a la Tierra, Marte, Venus, Mercurio y Júpiter; su planeta más cercano tarda un día en completar su órbita mientras que el más lejano tarda 12, algo no muy alejado a nuestra realidad.
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«La pregunta de si estamos solos en el universo se resolverá en las próximas décadas», Thomas Zurbuchen, investigador de la NASA.
Por su parte, el investigador Ignas Snellen asegura que por ahora es imposible saber con exactitud si estos planetas pueden albergar vida, sin embargo, en varios miles de millones de años, cuando el Sol haya agotado su combustible y el Sistema Solar deje de existir, Trappist-1 seguirá siendo una estrella en su infancia y es que consume hidrógeno tan despacio que seguirá viva durante unos 10 billones de años, 700 veces más que la edad total del Universo, un tiempo bastante considerable para que la vida evolucione.