Hace ya más de 10 años, en el 2003, un extraño esqueleto con cráneo alargado fue encontrado en el desierto de Atacama, Chile, medía unos 15 centímetros y aunque parecía humano su estructura ósea dejaba a pensar que en realidad podría tratarse de un extraterrestre, durante muchos años la prensa y los investigadores vivieron tratando de resolver el enigma y ese día por fin ha llegado.
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Resulta que los investigadores de Stanford han dado con que Ata, así se le llamó, era mujer y gracias a una secuenciación completa de su genoma han podido decir al mundo que es cien por ciento humana, era originaria de la región en donde fue encontrada y lo más probable es que nació muerta o murió al poco tiempo de nacer (por cierto que también se sabe que su existencia no data de hace millones de años, sino de décadas).
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Los expertos creen que uno o varios genes mutados son los responsables de la apariencia de sus huesos, que daban la impresión de pertenecer a alguien adulto cuando la niña no pudo pasar de los 6 u 8 años, de hecho, en su cuerpo encontraron múltiples mutaciones de genes asociadas con enfermedades como enanismo, escoliosis y otras anomalías musculoesqueléticas, así que no, Ata no era un extraterrestre, era tan humana como nosotros aunque desafortunadamente, las condiciones de su cuerpo indican que sufrió más que la mayoría de las personas por las deformaciones que sufría, ahora, la respuesta al por qué la encontraron en tan buen estado está en la momificación natural, ya que la aridez del ambiente habría permitido una mejor preservación del material biológico.
