Un nuevo informe judicial ha puesto los ojos del mundo en Pensilvania, Estados Unidos.
El informe revela que los documentos internos de 6 diócesis católicas en ese estado tienen registro de más de 300 sacerdotes que abusaron sexualmente de más de mil niños y niñas, de hecho; la cantidad puede ser tan abrumadora como aterradora.
Pero eso no es todo, está confirmado que a pesar de que las víctimas hablaron con las autoridades eclesiásticas, nadie hizo nada por castigar a los responsables en su momento, más bien decidieron ocultarlo a toda costa. Los protegidos incluso fueron promovidos y hoy ocupan altos cargos en la iglesia, por eso no se piensa cerrar el informe todavía, ya que se teme que los nombres sigan saliendo a flote.
«Creemos que la cantidad real de niños cuyos registros se perdieron o que tenían miedo de presentarse es de miles», dice el informe del jurado investigador.
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Las denuncias que se están revisando datan de hasta 1947 y en Filadelfia y Altoona Johnstown se han encontrado casos similares a los de Pensilvania. Aunque muchos de ellos son demasiado viejos para someterlos a juicio, serán parte crucial para las consecuencias finales y serán tomados en cuenta para que las autoridades actúen.
«Nos enteramos de estos abusadores directamente de sus diócesis, esperamos que sea una señal de que la Iglesia finalmente está cambiando», dijo el jurado investigador.
De hecho, lo que está ocurriendo es tan grave e impactante que las propias autoridades lo han definido como el informe más amplio y exhaustivo sobre abuso infantil dentro de la iglesia católica jamás producido en Estados Unidos. No hay un rango de edad definido en las víctimas, estas van desde los 18 meses hasta pasada la mayoría de edad y los registros son tan complicados de leer que los investigadores han confesado que es inevitable sentir desgaste emocional. Las confesiones van desde violaciones vaginales, hasta orales y anales, incluso a menores discapacitados; también se sabe de embarazos. Todos hablaron, pero nadie fue escuchado.

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Todavía no se sabe cuándo terminará la investigación, lo que sí se sabe es que las víctimas, que hoy alcanzan hasta los 80 años, esperan que de una vez por todas pueda hacerse justicia.